domingo, 13 de noviembre de 2011

AMALGAMAS (I)

"La noche del primer encuentro", empieza a decir, a decirse,
a decirle... una noche perdida para siempre en su propio mo-
mento. El momento, sin embargo, no se ha quedado quieto,
muerto, fijado, sino que ha rodado, ha sido robado, porque 
'todo lo roba el tiempo'. El tiempo o los tiempos.
El tiempo, que aún en mayor grado que casi todas las co-
sas forma parte de lo que sabemos-no sabiendo y de lo que
sabemos-por saberse. Lo in-fijable. Rimbaud: "Fijar vérti-
gos". (También aparece Christopher Isherwood: "Pocas,
muy pocas veces en el transcurso de nuestra vida -y Dios
sabe cómo y porqué será- nos da la impresión de que un 
espejo no sólo capta nuestra imagen sino que, además, la
retiene, como una máquina fotográfica. Años más tarde
nos basta con pensar en ese espejo para vernos a nosotros
mismos exactamente como estábamos en aquel momento".)
Los antiguos latinos tenían una expresión para este fenóme-
no, signare speciem in animo: dejar una imagen en el espe-
jo.
El otro del encuentro puede muy bien ser ese espejo.

El problema es que las palabras dicen de más y dicen de 
menos. Porque en la noción del "tiempo", el lenguaje pare-
ce estar en la relación más lejana posible entre las órbitas 
que trazan las 'cosas' y las palabras que las nombran.
"El primer encuentro" puede sugerir la primera vez que vi
a esa persona o el día del inicio de una relación amorosa,
o, ¿porqué no?, de otra clase de relación.
"La noche del primer encuentro" puede significar que ese
encuentro fue nocturno, o que se trata de la noche de ese
mismo día.
Y sin embargo, a pesar de sus múltiples posibilidades, esta
frase nos llevará probablemente, en el momento de leerla,
a la asociación con un encuentro amoroso. 
Ese instante es el que intento 'despegar' acá de los demás
átomos o moléculas o partículas del tiempo. Einstein: "Las
partículas son sólo un modo conveniente de agrupar suce-
sos".
Porque me gusta pensar que esa asociación 'se hace sola',
se hace por sí misma, como una ligera corriente que atrave-
sara el agua. Quiero decir que es el momento de mayor pre-
sencia y de mayor ausencia -en el mismo instante- del sujeto.

KOI TEKI CHOKKAN
Es un concepto clave de los últimos trabajos de Kitaro Nishi-
da, el primer filósofo original de Japón posterior a la época
Meiji. Significa: "la intuición que se concibe en el acto en sí".
O bien: "El acto que se figura en la intuición misma".
En alemán se traduciría como TATANSCHAUUNG, o acto-
intuición.
O, también, intuición en acción.
"Hay que dejar que la cosa se haga", le susurra el maestro
de tiro con arco a Herrigel.
Es un proceso de concentración que va hasta la aniquilación
de sí mismo.

La presión inconsciente del pulgar sobre una macilla muy 
fina. 'Fina' como lámina y 'fina' como impresionable.
Esa especie particular de laminilla podría muy bien ser
llamada "pétalo".

Es como se hace, cuando se hace, la poesía.

El momento... no encontrando film sobre el cual imprimirse,
y tanto film sería necesario que, por fino que fuese (delica-
do-delgado) no cabría en ningún cuerpo.
¿A cuál estoy llamando "el primer encuentro"?
Pasan las imágenes, hojas sueltas de film, sopladas, soplán-
dose.
¿Son 'ciertas'?
Uno de los lados de esa laminilla, hoja volátil, es el borde in-
terno de la realidad. Todo lo demás es mi in-vento.
No, todo lo demás es lo que me inventa, incluyendo mis
imágenes, mis recuerdos y también la forma de mirarlos, de
relacionarlos, sin saber, sin entender más que a medias.
Es el gran misterio sin misterio de lo visible.

La intuición devorada por el acto
el acto devorado por su intuición.
La palabra devorada por su pensamiento
y el pensamiento devorado por la palabra.
(El Lengüerpo, el Cuerpalabra)

El resto es memoria, me- moría, fantasmas en la niebla.

NOTAS

"Bosmans había leído en alguna parte que un primer encuen-
tro entre dos personas es como una herida leve que ambos
notan y que los despierta de su soledad y su embotamiento."
(Bosmans es un personaje de la novela de Patrick Modiano,
"El horizonte")

¡Plic!, desaparece la boya
pez y anzuelo
se deslizan ahora
unidos sus destinos

En un poema llamado "Dedicatoria para Ogai Mori",
la poetisa finlandesa Eeva-Liisa Manner, escribió:
"Tres cosas son necesarias a la experiencia artística:
claridad, armonía, belleza (dijo Tuomas)
y ruptura, añado
porque la belleza en sí ya no es bella,
y nunca lo ha sido. Los cazadores
lo saben: aquellos que aman
al animal que matan por placer: ese instante
en que ven la vida rompiéndose en los ojos."

(Las bastardillas son mías, las redondas son ajenas...
No, en serio: las bastardillas son mías. Tuomas es, con
toda probabilidad, Tuomas Anhava, también finlandés,
n. en 1927)

¿Estoy perplejo
o esto es tropezar conmigo mismo?

"La punta de una aguja brilla
como escamas de pescado cerca del film de aire del mar."
Östen Sjöstrand

1 comentario:

Anónimo dijo...

pensar en "la noche del primer encuentro" nos llevará a asociar con un encuentro amoroso, según vos. Es eso lo que te pasó a vos? Me gustaría entonces como y con quien fue ese primer encuentro.
Me despierta una excitante curiosidad.
Claudia