jueves, 9 de diciembre de 2010

EL DESCANSO DE LAS OBRAS

"Ando sin blilkla",
se oía decir con frecuencia
en esos pasillos.
"Impropia de mí esa escritura", dijo el acusado
de brazos caídos y en voz tan baja
que tanto jueces como jurados
se estiraron al límite de sus cuerpos
para escucharlo.
Su defensa, imposible.
Le habían visto y filmado escribiendo,
y era su cuaderno, y su tinta y su letra
su escritura al fin, inexcusable.
Pero él, con la voz que se apagaba
como si aumentase a cada instante
la sensación de no ser inteligible
lo que pretendía decir, repetía:
"impropia de mí esa escritura, impropia, impropia."

En una glosa titulada El Solitario, Robert Walser
termina diciendo: "He permanecido disponible".
¡Qué cierta y qué incierta resulta esta afirmación!
Podría decirse: "he permanecido disponible y no
ha acudido a llamarme nadie".
Pero ya Pessoa lo había dicho en su forma más
preciosa: "Fuí como yerbas, y no me arrancaron..."
"Arrancaron", porque eso sería necesario, de ser 
necesario:
 arrancar
al solitario de su soledad.

Otra versión de "sin blilkla":
estaba solo en Praga y decidí visitar
el Náprstkovo Museum, sobre Betlémská,
ése que tiene un gran tótem de los indios Tlingit
en la entrada.
Luego de atravesar varios pasillos
y trepar sendos tramos de escaleras,
me encuentro con la señora que, sentada,
custodia la puerta
de la sala antropológica,
cuyo cartel reza:
"Cerrado por descanso de las obras".



No hay comentarios: